jueves, 23 de julio de 2020

Y SE HIZO LA LUZ



Han vuelto! Ya sabéis que ciertas modas vintage se han hecho un hueco en nuestras vidas. Por ejemplo, abrid vuestro armario y me contáis. Pero aquí no venimos a hablar de costuras, eso se lo dejamos a Amancio Ortega. 

¿Qué os sugiere la palabra OPEN en un establecimiento comercial, un motel o en un dinner place de los años 60? 

¡LUCES! Rótulos de neón fluorescente iluminando las grandes ciudades y llamando la atención de cientos de personas con un  único objetivo: vender, vender y vender.

Ahora bien, no fue hasta en los 70 que los neones fueron adoptados por artistas con el fin de su apogeo. A raíz de la cultura pop llegó lo estrambótico y hoy, esta fluorescencia, es un boom de la decoración.

Acordaos de dos de los rótulos más significativos en España, ambos llevando una vida sedentaria en Madrid, Tio Pepe y el luminoso de Schweppes.

Claro que si no llega a ser por el señor Georges Claude, físico francés que introdujo este invento en 1910, ni Tio Pepe ni Schweppes habrían salido en numerosos posts y stories de Instagram.

Los neones no tardaron en llegar a suelo estadounidense y en convertir así Times Square en un Las Vegas de las calles de Manhattan. Ya veis, cuando se enteran de la existencia de una nueva invención se lo montan a lo grande. Menos mal que nos dejaron algo de neón para el resto del planeta. De igual forma pasó con el tratamiento para el coronavirus, Trump tiene una generosidad que no le cabe en el pecho.

Unos años después, cuando empezó la era publicitaria del neón se generalizó el uso de los leds ya que pasó a ser una alternativa más eficiente, limpia y duradera. Así, de esta forma, y como si no fuera la cosa, surgieron los Tesla de la rotulación. 


¿Quién no quisiera uno en la pared de su casa?


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